"Tenia a Rodrigo metido en la cabeza, despierta y dormida, de noche y de día, con esa constancia en el pensamiento, en la imaginación, en el recuerdo, en el sueño, con esa pertinaz permanencia de la imagen del otro que suele ser el principio del amor. Y también el final del amor, porque eso mismo le pasa, a uno de los dos, cuando el amor se acaba."
-Héctor Abad Faciolince, Fragmentos de amor furtivo.

No hay comentarios:
Publicar un comentario